Lo que las máscaras no esconden
Agosto de 2017, festival Vive Nigrán. Un grupo que se llama como el apellido de un conocido músico de Vigo (“¿será él?”), salta al escenario enfundado en túnicas y con las caras tapadas por máscaras. Suena un preludio de música india y luego una descarga de rock psicodélico, de base setentera y colorido indie. Por el medio invocaciones a las fuerzas de la naturaleza. (“Ese timbre de voz, puede ser”). Son Basanta y para uno que ha estado años fuera de este mundo la confusión y el desconcierto no pueden ser mayores. ¿De dónde salieron estos tipos?
Responde nueve meses después el cantante del grupo, Sol -prefieren no revelar sus identidades administrativas-, en la terraza de un bar de Vigo: “Somos cinco músicos que nos conocimos en el solsticio de verano de 2016 y tuvimos una experiencia extrasensorial y lisérgica. En el ritual en el que participamos salieron ideas y decidimos montar una banda y darle voz a la naturaleza”. Una respuesta más o menos estándar que dan en todas sus entrevistas. Y a partir de ahí, una reivindicación del paganismo y ocultismo perdidos del rock de los 60 y 70, de Led Zeppelin, del naturismo, de la filosofía hermética, del filósofo, mago y estrella rockera avant la lettre Aleister Crowley. Así que lo primero que hay detrás de las máscaras es un afán conceptual y discursivo que hace décadas quedó casi por completo desterrado de los circuitos de la música masiva.
De esa “fascinante” navegación por los restos del naufragio del ‘Verano del amor’ más esotérico –del que el año pasado se cumplieron 50 años– surgió Colorama, primer disco de Basanta, en la calle desde el 20 de abril. Su escucha revela lo segundo que se encuentra bajo sus disfraces: un puñado de grandes canciones, con riqueza de matices estilísticos y ejecutadas por músicos más que solventes. Temas que basculan entre los riffs setenteros, las melodías pop, los desarrollos psicodélicos con alusiones orientales y ciertos dejes folk, siempre bajo el nexo común de los melotrones, los fuzzes -efecto que consiste en una saturación muy pronunciada de la señal de la guitarra o el bajo- y las afinaciones abiertas, tan queridas por Jimmy Page. Pero tampoco hay que llevarse a engaño, pese a todos esos guiños al pasado, Basanta no es un grupo para la nostalgia. Suenan a siglo XXI. Hay un tamiz actual que filtra esas influencias.
¿Por qué las máscaras?
-Sol: Lo hacen muchas bandas desde hace mucho tiempo, desde Portal en Australia, Lightning Bolt, Slipknot o Ghost (todas ellas vinculadas a sonidos mucho más extremos que el de Basanta, N. del R). Nos parece una forma de negar un poco la imagen, de que la gente no se fije en quién está detrás, en si la guitarrista es más guapa o el batería es más guapo, en esa tontería tan banal. Además, está muy inspirado en el teatro griego y en el cine ocultista de Kenneth Anger y los rituales mágicos de Aleister Crowley. Los griegos fueron los primeros en vestirse con túnicas negras y ponerse máscaras. Nos gusta todo eso, venimos todos de las letras.
Tiene algo de sinuoso esconderse detrás de una careta si un grupo de música quiere combatir la tiranía de la imagen que impera en el pop: habrá quien se acabe fijando más en el disfraz que en las canciones, igual que hay quien le presta más atención al flequillo del guitarrista que a si ese maldito arpegio está tocado en su sitio. En todo caso, es innegable que las máscaras -por cierto, encargadas a la artista de Seattle Cyndy Salsbury- dotan a Basanta de una imagen distintiva y contribuyen a dar a sus directos un aire de ritual pagano. Y no son muy molestas para tocar, dicen.
El grupo tiene canciones y tiene disfraces, pero no solo. Tiene determinación. Solo así se explica que en menos de dos años de vida tuviesen su primer disco, publicado por C4Music, en el mercado, tal y como está de espinoso el panorama discográfico español. Y además, producido por un tótem de la música alternativa del Estado, Paco Loco, al que convencieron con sus primeras maquetas. “Tenía una lista de espera de dos años, pero esos dos años quedaron en meses. Le falló un grupo y nos llamó”, explica Sal, uno de los guitarristas. Así que allá, a su estudio en el Puerto de Santa María, se fueron para pasarse 10 días trabajando, incluso en la composición, en jornadas de 12 horas. “Es todo tocado, no hay nada digital, es todo analógico. Las bases están grabadas en directo, tocando todos a la vez. Por encima solo grabamos (en tomas a mayores) lo que era imposible por manos”, comenta el batería, Azufre.
El disco, además de bien ejecutado, suena real. Una anécdota que ellos mismos contaron en sus redes sociales: en un pasaje de Thelema en el que cambian de compás -de un 4/4 a un 3/4- Paco Loco les quitó la claqueta que marca el tempo para que fluyesen menos encorsetados hasta el culmen. Conforme se acercaban al clímax, les volvió a poner el metrónomo para después poder retomar el compás inicial en el tempo exacto que habían decidido para la canción. Un tema en el que, al igual que con Presumido, el exPiratas Paco Serén puso su sitar y tanpura.
¿Y Paco Loco conectó con vuestra idea paganista?
-Sol: Le hizo gracia, se hizo una foto con la máscara. Él es más nudista que paganista.
La fecha de lanzamiento del disco les pilló un poco a pie cambiado para los festivales de verano -aunque algunas fechas tienen, como el próximo sábado en el Rock in Río Tea-, por lo que a partir de septiembre se centrarán en presentar Colorama en el circuito de salas. Los que vayan a verlos no se encontrarán con un directo al uso, con la banda desgranando canciones de manera mejor o peor engarzada. “Los conciertos nos los tomamos como si fuesen un ritual al que invitamos al público a participar. Empezamos con incienso, ponemos un raga indio durante bastante tiempo. No es como una ‘intro’ al uso, es para que la gente se relaje y entre un poco en situación”, explica Sol, y Sal apostilla: “Para que se abran los chakras”. Luego, una serie de actos, como si una obra de teatro griego se tratase. “Está todo muy pensado. No es un concierto más, claro”.
Hay en Basanta un afán por diferenciarse. Se percibe en su sonido, en su imagen, en su discurso, en su puesta en escena y hasta en las influencias que citan, nada habituales por estos pagos, Led Zeppelin al margen. Los suecos The Soundtrack of Our Lives -de los que también toman la vena mística- o Indigo Children no son nombres que salgan a relucir a menudo. Del panorama español se quedan con Los Pekenikes, pioneros del rock instrumental que en su día telonearon a The Beatles en su concierto en Madrid. De hecho versionan uno de sus temas, Cerca de las estrellas.
Otra muestra del esfuerzo por ofrecer algo distinto: el diseño gráfico del disco refleja la estructura circular que tiene Colorama en el aspecto lírico. Corrió a cargo del doctor en Filosofía por Standford y tatuador de profesión Leon Ka. Habla Sol: “Escuchó todo el disco e hizo una ilustración para cada canción. Es como un círculo y todas las canciones están unidas entre sí, hay conceptos que se repiten. La primera empieza con el amanecer (“amanece, quema el sol”) y el álbum acaba con Arde, que es cuando se acaba el mundo, cuando el hombre se da cuenta de que el dinero no se puede comer y nos hemos cargado la Tierra; si lo unes con Cristal, también hablamos del fin del mundo; Inferis y Animal también están unidas. Es un puzle un poco loco pero que queda muy bien”.
Y para terminar la explicación, un llamamiento que también suelen hacer en sus entrevistas: “Si unes las canciones en el dibujo de detrás -a lo mejor, no se ha intentado- se puede formar un hexagrama unicursal que es el símbolo de Thelema. Pero es muy peligroso hacer este dibujo sin tener conocimientos básicos en ocultismo y magia del caos. Animo a quién quiera probar, a ver qué pasa”. A esta hora no hay noticias de que alguien lo haya hecho.
En la entrevista, la mayor parte del tiempo habla el cantante, sobre todo cuando se trata de explicar la parte más conceptual del proyecto. Así que la pregunta era inevitable: ¿En Basanta todo gira alrededor de Sol?
-Sol: No, no. Lo de los pseudónimos es por la alquimia.
El cantante de los citados (y extintos) The Soundtrack of Our Lives utilizaba una túnica con un extraño símbolo, un círculo con punto dentro. Resultó ser la representación del Sol en la alquimia, tal y como se articula en el hermetismo de Hermes Trimegisto. Les pareció interesante la idea y decidieron profundizar en ese legado. Sol (voz) equivale al Oro, uno de los siete metales planetarios y Tierra (guitarrista) es uno de los cuatro elementos. Sal (guitarrista), Azufre (batería) y Mercurio (el exbajista, que grabó el disco) son los tres principios de la alquimia. Completa la formación la nueva responsable del bajo, La Santa, “que representa la espiritualidad, el éter”. Una espiritualidad muy silenciosa fuera del escenario, por lo visto en esta entrevista.
En todo caso, no parece que Basanta vayan a dejar el devenir del proyecto en manos de las fuerzas ocultas, al menos no del todo. Sol le pone voz a su ambición: “Nos lo hemos tomado como un trabajo, estamos muy implicados en todos los aspectos. Vamos a muerte. O estamos estudiando música o tocando”. “O haciendo rituales”, completa ¿irónico? Sal. En el aire flota una sensación de ambigüedad.
“Todo está al revés, ¿por qué no lo entendéis? (…) La broma infinita no os deja ver”, reza la letra de Thelema, el corte que más directamente homenajea la filosofía de Aleister Crowly, con guiño incluido a David Foster Wallace. Lo que ningún juego de máscaras impide percibir es que Basanta tiene una de las propuestas más atractivas y originales de la escena indie rock estatal. Y aunque “en las radios ya no suene rock & roll”, tienen papeletas para hacer realidad su estribillo más apoteósico y convertirse en legión.
La música de Vigo, en seis preguntas
Vuestro grupo/artista de Vigo favorito:
KOOLTRANE.
Un sitio para tocar en Vigo:
El parque de la Bouza.
El mejor concierto de Castrelos:
Oasis.
Un grupo/artista de Vigo al que reivindicar
KOOLTRANE.
The next big thing de la escena viguesa
KOOLTRANE.
Nacho: Abelo Valis.
¿Qué opináis de la escena musical en Vigo?
Sol: Bien, está guay.
Tierra: Está un poco dispersa, creo yo. Hace falta un ‘supergrupo’ unificador.
Sol: Más bien pacificador, con una recortada (risas).
Tierra: Lo que noto es que hay un grupo que de repente surge y a nivel musical está ligado a otros grupos de otra generación y entonces crear escena ahí es muy difícil por temas de ritmo de vida.
Sal: Yo creo que hay una escena… hay la hostia de bandas, está de puta madre. Pero a veces se debería pensar un poco más en la música. Hay gente que no piensa en eso, no sé, creo que tienen otras motivaciones. Lo nuestro es la música puramente. Y creo que hay música muy buena. Hay muchas bandas guays. Te vas de Galicia y no hay ese rollo.
Sol: En Vigo siempre hubo muchas bandas guays. Todo el mundo conoce a alguien que toca en un grupo. O en 10. Hay muchísimas bandas que nos gustan en Vigo. Además es muy variado, hay una oferta tremenda, desde bandas como Stasia Momento, que tienen un mensaje súper trabajado, trabajan también la imagen; bandas de narcocorridos como Los Duques de Monterrey; bandas de pop-rock como DallasGracias. Hay rock, soul, hay muchísima cultura de jazz en Vigo. Hay de todo en Vigo. Nos gusta eso.