EL THEREMIN, UN PLANETA MÁS ALLÁ DEL RUIDO
De entrada, es casi inevitable pensar en ritos esotéricos y en chamanes al ver interpretar un instrumento que no se toca, en el que las notas y la expresividad están literalmente en el aire, en el espacio entre dos antenas y el cuerpo del músico. Pero el theremin es mucho más que un juguete con el que impactar al espectador no avisado. Es una herramienta tan válida como una guitarra o un violín para crear melodías, de cualquier tipo y sin más barreras que la técnica del intérprete y su creatividad. Esa es la idea detrás de Planeta Theremin, primer disco de Modulador de Ondas y un hito en la historia de la música gallega: hasta la fecha no se había grabado un álbum entero con este antecedente del sintetizador como protagonista.
“Lo conocido del theremin no es su esencia para tocar piezas de música clásica, como se hacía en los años 30, si no que se le conoce como ‘ese instrumento para hacer ruido’. Como si el violín fuese famoso solo por emitir sonidos extraños. Es válido para las dos cosas”. Habla Paulo Pascual, artífice de un proyecto que nació como unipersonal pero que ahora ha tomado cuerpo de trío. El disco lo compuso y grabó él -con alguna colaboración puntual-, pero para el directo ha reclutado al único otro thereminista que conoce en Galicia, el tomiñés Uxo Pousa, y a la violonchelista Macarena Montesinos, con la que ya había trabajado. Con este inusual formato presentarán el álbum este sábado en La Iguana, en una inédita sesión vermú. Sí, la cosa va de romper moldes, pero sobre todo va de música.
Y es que más allá de la originalidad de la propuesta y de la centralidad del peculiar instrumento, sobre el que volveremos, Planeta Theremin es una colección de canciones de gran altura compositiva. Paulo, un veterano de la escena del rock alternativo vigués (Trem Fantasma, Camarada Nimoy), rehuye las etiquetas: “No me gusta tener una hoja de ruta que marque por donde seguir. Ya toqué en muchos grupos como para decir ‘ahora voy a hacer una mezcla de neo-pop con industrial y con no-sé-qué’. Todo eso me parece una manera muy jodida de intelectualizar el proceso creativo”. Él solo avisa de que nadie se espere un concierto de pop o rock para saltar, bailar o hacer pogo. El álbum de Modulador de Ondas, en el que la guitarra aporta la base armónica de la que carece el theremin, que es monofónico, transita con fluidez de los aires jazzy de ‘Batiscafo’ o ‘Cóctel en Saturno’, a piezas casi de cámara como ‘Cefalú’ o a los ecos de western de ‘Airglow’.
¿Por qué? Por lo difícil que es conseguir afinar las notas. El funcionamiento del aparato es simple. Consta de dos antenas que emiten campos electromagnéticos con los que interfiere el cuerpo del músico; con la mano derecha (los diestros) provocan oscilaciones de tono y con la izquierda de volumen. Pero hay que hacerlo sin referencias visuales, como si fuese una guitarra no ya sin trastes, sino sin mástil. Todo queda al albur del oído y de la memoria muscular del intérprete. “Requiere mucho trabajo, pero a la vez provoca que no haya ninguna barrera, no tienes un freno para decir aquí está el do y aquí el re, no hay una posición exacta que sea siempre la misma para hacer un do”. Cuando se aprenden a hacer las siete notas -Paulo calcula un año como referencia- todo va más fluido: “Es muy agradecido, mucho más que otros instrumentos”. Una vez que se consiguen emitir las notas afinadas, la cuestión está en la expresividad, porque este es un instrumento electrónico pero con cualidades y calidez orgánicas: “En los buenos thereministas es espectacular ver el movimiento de la mano izquierda”.
En cierto modo, Paulo ha asumido una labor de apostolado del theremin. Además de lo estrictamente creativo, habla de él con entusiasmo en entrevistas, da clases privadas -tiene siete alumnos, desde un chico de 13 años que viene a Vigo ex profeso desde Ourense a una profesora de piano- e imparte charlas de divulgación y talleres. Recorre asociaciones, institutos y colegios, y allí constata la fascinación que provoca entre gentes de todos los perfiles. Se lleva un par de sus siete cachivaches y, al margen de hacer demostraciones, invita a que los asistentes practiquen con el instrumento.
Faro: ¿Y como reaccionan?
Paulo: Es alucinante. Cada uno se mueve de un modo distinto. Tú los vas conduciendo y la gente flipa. Se trata de que al acabar la sesión tengan en la cabeza que es algo más que ese aparato que hace ruidos.
La música de Vigo, en seis preguntas
Tu grupo/artista de Vigo favorito:
Paulo: No soy de escoger uno, me resulta muy difícil, pero me encantan Trilitrate.
Un sitio para tocar en Vigo:
Paulo: Hay un espacio el paseo del Lagares en que me encantaría tocar. Espero poder hacerlo algún día.
El mejor concierto de Castrelos:
Paulo: El principio de mi respuesta a mi primera pregunta y después Goran Bregovic.
Un grupo/artista de Vigo al que reivindicar
Paulo: Ramón Souto Caride.
The next big thing de la escena viguesa
Paulo: Castrelos con actuaciones de músic@s locales además de propuestas de fuera 🙂
¿Qué opináis de la escena musical en Vigo?
Paulo: Que tiene ya bastante duración, que empezó sorprendiendo y sigue sorprendiendo. Cuando de repente parece que no hay nada aparece un nuevo filón. Hay mucha gente aquí haciendo cosas muy interesantes y bien facturadas a pesar de tener encima esta losa que es la crisis.
Quién es quién
Paulo Pascual: theremin y guitarra
Músico autodidacta que después de pasar por varias aventuras sonoras durante más de una década (Camarada Nimoy, Trem Fantasma, etc) trabaja ahora más intensamente que nunca con el theremin. Imparte clases en Vigo (uno de los pocos que lo hacen en todo el Estado) y también talleres divulgativos. Compuso e interpretó en vivo una banda sonora electrónica para Miss Ledya en el festival de Cans 2016 y desde 2017 ofrece conciertos como Modulador de Ondas. Ese año hizo también una banda sonora propia para The Birds de Hitchcock y en este momento está trabajando en otra, en el documental de larga duración O Dentón. Está preparando la publicación de un método de theremin.
Macarena Montesinos: violonchelo
Violoncellista de formación clásica, posteriormente especializada en jazz e improvisación. Actualmente es doctoranda investigadora de la Uvigo, en la Facultade de Belas Artes, donde estudia la relación entre la notación musical, la acción y la improvisación sonora. Colaboradora e integrante de orquestas clásicas, grupos de jazz, folk, agrupaciones de improvisación dirigida como la OMEGa o la orquesta Metamovida. Fundó las Sesións H. A. L. O. y es una de las cuatro extremidades del cuarteto de cuerda de improvisación libre Suelen Estar Quartet y forma parte del dúo 23RedAnts.
Trabajó en espectáculos de las coreógrafas, bailarinas y artistas Mercé de Rande, Mónica García, Ánxela Blanco o Nuria Sotelo. También colaboró en el ámbito del arte de acción con María Roja o Alba Blanco y presentó sus propios proyectos en solitario. Además, participó en la banda sonora de películas gallegas como 9 Fugas, de Fon Cortizo o Seabeasts, de Felipe González.
Uxo Pousa: theremin
Thereminista, educador y divulgador. Es músico autodidacta desde pequeño. Cursó Educación Social en la Universidade de Santiago (USC) y también se formó en nuevas tecnologías. Siempre tuvo «una relación muy privada con la música». Comenzó a tocar el theremin en 2017, y con él descubrió la manera más orgánica y libre de crear la música que tenía en su cabeza. Case inmediatamente conoció a Paulo Pascual, con el que colaboró varias veces para, finalmente, formar parte de Modulador de Ondas en el directo.
Realiza talleres de iniciación al theremin con adultos y talleres pedagógicos con niños y niñas y personas con diversidad funcional. También es miembro de La Asombrosa Orquesta Improgramable. Es un apasionado del aprendizaje y el conocimiento, «integrándolo de una manera transversal en su relación con la música.