ADIÓS RIFFS, HOLA GROOVE
Un grupo -llamémosle Jay- con una trayectoria de más de un lustro y cierto reconocimiento en la escena underground decide un día que esa banda ya no existe. Sin embargo, sus cuatro integrantes siguen tocando juntos, con otro nombre -pongamos Mundo Prestigio- y haciendo una música que en nada se parece a la de sus primeros años. Si Enrique Vila-Matas escribiese sobre el mundo musical, la historia de estos vigueses daría pie para una de sus disquisiciones sobre identidades plurales. Ellos lo explican sin muchos meandros. “Queríamos hacer borrón y cuenta nueva, tener ilusión por empezar algo. Y ya está”, sintetiza Brais Rodríguez Otero, antes cantante y bajista y ahora a cargo de samplers y saxofón.
Fue en mayo cuando Mundo Prestigio lanzó su primer EP, sin título, y en estos meses se han empezado a rodar en directo. Este viernes tocan Detrás do Marco, dentro de la programación del festival No Tengo Mamá, y el próximo domingo, 8 de septiembre, estarán en el Festival Sinsal SON Estrella Galicia. Con elevadas dosis de ironía posmoderna y retranca gallega, Brais, el bajista Julián Goicoa, el batería Fiz García y el teclista Fernando Areal nos explican en su local de ensayo de Castrelos su nuevo proyecto. En el pasillo de entrada, un set descuidado con pedales fuzz y de distorsiones varias aparece como un resto arqueológico que atestigua una civilización anterior.
En verdad, el cambio de Jay a Mundo Prestigio se fraguó durante algo más de un año de manera natural. Y aunque todos escuchaban de siempre rap, sí comentan que con el paso del tiempo han ido incorporando nuevas influencias. “Empiezas a escuchar otras cosas. A lo mejor nunca habíamos pensado en poner en el coche un disco de Beyoncé o Rihanna y fliparlo”. El tercer y a la postre último disco de la banda primigenia (Fuimos nosotros, Matapadre, 2017) ya transitaba por caminos bien distintos al rock ruidista de sus dos primeros trabajos. Las guitarras perdieron peso y se abrieron vías hacia la electrónica, el flamenco o ritmos más bailables.
El álbum, aplaudido por parte de la crítica aunque adolece de cierta dispersión, pasó bastante desapercibido y ello acabó por desmotivar a la banda. Pero sirvió de “puente” hacia su reencarnación. “Necesitábamos un poco de aire nuevo para motivarnos”, apunta Fernando, y Julián continúa: “Mola empezar algo nuevo. Si sigues con el mismo nombre se relaciona con otros discos que hiciste y que no tienen mucho que ver con lo que haces ahora”. Al principio, admiten, a la gente les confundía la maniobra. Pero el desconcierto duró poco.
Julián: Al final a Jay, ¿cuántos lo conocían? Cien personas que eran amigos nuestros y cuatro frikis. Se lo cuentas a tres y ya está.
Brais: No es como si U2 monta un ahora un grupo nuevo de rollo instrumental; la peña fliparía. A nosotros nos conocían los colegas y ya se lo explicamos en un grupo de Whatsapp. Y hacemos memes sobre el tema, buenas bromas. Ya nos anticipamos, así ya no van a venir a hacer un chiste peor después.
“Queríamos huir de ese concepto de rock a tope, de ‘pirolón’. Más que abrazarnos a cosas nuevas concretas fue una cuestión de escapar de eso, y nos llevó a esto”, expone de nuevo Brais, que tiende a salpicar de humor sus argumentaciones: “Hacíamos mucho ruido en los ensayos de Jay y luego nos pitaban los oídos al ir para cama. Estábamos un poco hartos de eso, mucho rock en muy poco tiempo”. Así que dejaron “eso” –noise rock en la estela de los Sonic Youth más cañeros- y se dedicaron a “esto”: bases instrumentales hip hop con guiños soul y reminiscencias de free jazz. Sus otorrinos, sin duda, aprueban el cambio.
Faro: ¿Pero entonces renegáis de ese rock ‘de pirola’, potente, de guitarras?
Julián: No, no.
Brais: A mí me ralla la cabeza. Ahora mismo no podría ver un concierto de ese rock porque lo pasaría mal.
Julián: Black Sabbath me sigue flipando, pero no me apetece ponérmelo ahora.
Brais: Claro, ni hacer una versión con el ampli a todo volumen y Fiz tocando a todo trapo. Me daría un bajón de la hostia.
Hay algo de generacional en ese abandono de las guitarras. Nelo, ex Durarará!!, está entregado a la electrónica como Pálida, Disco Las Palmeras!, en el que milita Julián, ya no es aquel grupo de shoegaze que solía, Novedades Carminha se dedican a los ritmos caribeños. “Es cierto que en nuestro círculo está desapareciendo el rollo de meter una guitarra, pero creo que es cíclico. A lo mejor dentro de cinco años todo dios dice ‘¿te acuerdas de ese instrumento de seis cuerdas qué guay sonaba?’. Volverá a pasar, nos rallaremos de los putos sintes”, argumentan entre Fer y Brais, y este último incide en lado pragmático-humorístico: “Además, llevábamos demasiadas cosas al directo, ahora vamos mucho más cómodos en el coche. Si queremos meter una guitarra la sampleamos y es un botón. Un pavo y un ampli enorme en el coche pasan a ser un botón”. Todo ventajas.
Eso sí, el cambio de instrumentos no implica que hayan dejado de ser un grupo de directo: “Si salimos borrachos, el concierto es una puta mierda”, resume Julián. Explican que en la fase final de Jay tendían a samplear secuencias muy largas a las que se unía la banda; ahora buscan acortar lo más posible los fragmentos para jugar con ellos como si fuesen las notas de un teclado. “No le damos al play, es todo tocado”, explica Brais, que ve una reacción positiva entre el público. “La peña se lo pasa guay en los bolos, es más de bailoteo y menos de rallarse”. Una frase que bien puede resumir el espíritu de Mundo Prestigio.
Eso más adelante. De momento en septiembre volverán al estudio con Hevi, que ya grabó y colaboró en la producción de su primer trabajo. Los cuatro alaban el trabajo del también compositor y músico compostelano, que está empezando a pasar de referente a icono de la música urbana gallega. “Es el mejor profesional de Galicia, por lo menos para hacer este estilo”, zanja Fiz, el batería. A él le quitó los timbales nada más entrar por el estudio, un set que usa LAR Legido cuando Malandrómeda va en formato banda. “No me voy a comparar con él porque es un dios, pero está guay lo de hacer mucho con poco”. Un bulto menos en el coche, además.
A lo que no van a renunciar es a la propia batería. Porque lo que los distingue no es el haberse cambiado de nombre o de estilo, ni hacer música instrumental, ni su heterodoxo concepto de hip hop. Lo que los define, dicen, es que son “uno de los pocos grupos de España con batería”. Un poco entre los cuatro, perpetran esta tesis: “El arte del batería es algo muy rudimentario y muy antiguo, no ha evolucionado mucho. Son unos palos metálicos, unos mecanismos con tornillos. Decidimos recuperarlo para que no se pierda”. Un poco antes habían dicho que les gusta cuando Cibrán canta en directo con ellos porque hace bromas y eso al público le encanta. “Nosotros sabemos hacer chistes ahora o en el bar, pero en el escenario nos ponemos muy serios”. Les espera un otoño con fechas, así que habrá tiempo para comprobarlo.
La música de Vigo, en seis preguntas
Vuestro grupo/artista de Vigo favorito:
En activo, probablemente Aries.
Un sitio para tocar en Vigo:
Mundo Prestigio: Para nosotros la mejor sala para tocar siempre ha sido La Iguana, aunque hace tiempo que no se nos presenta la ocasión. En cualquier caso todo queda en Churruca.
El mejor concierto de Castrelos:
Mundo Prestigio: Juanes fue lo mejor que vi nunca.
Un grupo/artista de Vigo al que reivindicar
Mundo Prestigio: Iván Ferreiro xd… Nah, creemos que habría que reivindicar a cualquiera que empieza y se tiene que comer bolos de 50 pavos.
The next big thing de la escena viguesa
Mundo Prestigio: El cambio de sexo de Miguel Bianchi seguro que despierta el interés general por TULIP. Eso y que están preparando un primer disco súper chulo.
¿Qué opinás de la escena musical en Vigo?
Mundo Prestigio: Siempre se ha caracterizado por la variedad, aunque es verdad que lo que más se destila es rock en sus múltiples manifestaciones.
Por nuestra propia experiencia creemos que la escena se ve enriquecida cuando surgen colectivos que conectan al público de inquietudes similares (o incluso distintas), a las bandas y a las salas, y estos tres están por la labor de “hacer girar la rueda”, como si fuera un mecanismo. Si no te preocupas por conectar con la gente de tu alrededor te comes los mocos.
Quién es quién
De izquierda a derecha, son:
Brais Rodríguez Otero, ‘El Otero’: Sampler y saxofón. En Jay cantaba y tocaba el bajo. Actualmente, activo en Seda y en Selvática, donde le da de nuevo a las cuatro cuerdas.
Fernando Areal Alvite, ‘Fer’: Teclados, igual que en Jay. En Dois ejerce de guitarrista.
Julián López Goicoa, ‘Ju’: Bajo. En Jay tocaba la guitarra, mismo instrumento del que se encarga en Disco las Palmeras! desde 2011 a la actualidad.
Fiz Manuel García García: Batería. Natural de Brión, tocó en las bandas compostelanas Vicky Pollard y, más recientemente Vozzyow. Ambos grupos se disolvieron.