Silencio, retorno y cintas de casete
El 1 de junio de 2014 Voltaica, un grupo que se estaba haciendo un nombre con una propuesta que partía del punk para facturar una música más bien inclasificable, publicaba en su muro de Facebook un mensaje de agradecimiento tras un concierto la noche anterior. Después, silencio. Ni una despedida, ni un aviso de cerrado por reformas. Hasta que en diciembre del año pasado difundieron una felicitación navideña. Luego de eso, algunos mensajes más, ninguno demasiado aclaratorio, hasta que en las últimas semanas empezaron a lanzar misteriosas publicaciones con cintas de casete como leitmotiv. En efecto, la banda está de vuelta: acaba de sacar el videoclip de Poland, adelanto de un disco con 10 canciones y sin título que presentarán en La Fábrica de Chocolate el próximo viernes, 19 de octubre.
Así que la primera pregunta es obligada. ¿Qué han estado haciendo estos años?
“Lo que pasó durante este tiempo es que hubo una reconversión total (…) Desechamos todo el material antiguo y partimos de cero. Seguimos siendo Voltaica porque somos los mismos, pero perfectamente podríamos tener otro nombre. Nos convertimos en otro grupo”. La explicación la da Sergio García, cantante y guitarrista, y sirve para entrar en materia, aunque habrá espacio para ver hasta dónde llega el cambio. Lo que pasó también en estos cuatro años fue la vida. Sus vivencias personales retrasaron un proceso que iba más allá de registrar unas canciones, iba de encontrarse a sí mismos como banda.
“Hicimos el disco despacio, porque queríamos hacerlo así, y salió más despacio porque cada uno estaba en su circunstancia”, resume Iván Blanco, a los sintetizadores. Por el medio, dificultades de financiación -es autoeditado, la tirada en vinilos se venderá por internet y en los conciertos-, retrasos marcados por los compromisos de los profesionales reclutados -el ex Nine Inch Nails Josh Eustis mezcló cuatro temas; la masterización fue a cargo de Robin Schmidt (Placebo, The Black Keys)-, y también la ambición de hacer algo a la altura. Una medida del tiempo transcurrido desde que comenzó la grabación: como drum doctor -una especie de asesor específico para la batería- colaboró el malogrado Hal 9000, al que también quieren dedicar un recuerdo ahora que el trabajo ve la luz.
-Sergio: Iván y Pavi sí tenían ese rollo de serie b, pero yo no. Entonces me implicaba, pero en el fondo había algo que fallaba. Tardamos bastante tiempo en darnos cuenta.
-Iván: Si al final uno del grupo no está metido en el rollo… Lo que hay que conseguir es algo en lo que todo el mundo crea, algo que sea de verdad, si lo que quieres es buscar algo como lo que nos gusta, que tenga sentimiento.
Ese “algo de verdad” -un sintagma en el que insisten varias veces a lo largo de la entrevista- es una vuelta actualizada a los oscuros 90, “a lo simple pero con corazón”, en palabras de Iván. Simple, conviene avisar, en cuanto a la intención de transmitir sentimientos universales, pero que nadie espere una instrumentación sobria y una voz nítida por encima. Al contrario, el sonido de los nuevos Voltaica es una densísima “maraña” de capas superpuestas –fuzzes, reverbs, delays y efectos por doquier, que no falte de nada- que conforman un muro en el que es difícil discernir las distintas partes. Incluso las letras, desnudas de metáforas, están muchas veces tan enterradas que cuesta seguir el hilo de los versos. “La idea es que los elementos se pierdan en el todo. Todos somos una maraña. Es sentirlo más que entenderlo”, explica Sergio, que admite lo difícil que les resultó encajar el castellano en su giro estilístico, ante la falta de referentes.
Voltaica nacieron en 2008 –“¿¡En 2008!? ¿¡Estamos de aniversario y ni siquiera lo celebramos!?”, salta Iván, que un rato antes apuntaba a la imposibilidad de detener el paso del tiempo como una de las ideas recurrentes del disco-, en un momento en el que las redes sociales aún no habían experimentado la omnipresencia actual. Pero ellos vieron el filón y cuidaron ese flanco. También han variado su estrategia ahí. Por ejemplo, durante todo el paréntesis 2014-2018 prefirieron mantenerse en silencio. Querían estar seguros, no dar tiros al aire, hablar cuando tuviesen las cosas claras. Si no hay nada que decir, mejor cerrar la boca.
“Ahora queremos explicarnos a través de contenido que sea divertido, más que hablar tanto”, comenta Fino, que se incorpora al final de la conversación. A su peculiar manera, quieren enseñar cosas del funcionamiento del grupo por dentro y huir del “barniz habitual” de las bandas que se presentan como si las siguiese “una masa de gente”. “Somos lo que somos, cuatro personas que tenemos máxima ilusión pero que no podemos vivir de esto; tenemos nuestra vida, nuestros trabajos, no podemos ir en las redes como si fuésemos Elvis Presley”, expone el cantante. En cualquier caso, en sintonía con ese espíritu grunge que desprende su nuevo trabajo y su obsesión por las cosas “de verdad”, también aprecian la naturalidad en redes en las bandas grandes. “No me interesan sus intimidades, pero sí saber que no es una farsa lo que están diciendo cuando salen a tocar. Que sea real”.
Una vez que Voltaica han hallado su nueva identidad prometen que no habrá más parones. “Nos encontramos. Los cuatro estamos al 100%, tenemos claro que esto nos satisface y hay una vía, un horizonte”. Un camino que pasa por tocar en directo y por seguir componiendo y avanzando en la experimentación con la electrónica analógica. “Ahora sabemos cómo funciona nuestro proceso creativo, es de esperar que todo vaya más rápido”. Si el resultado va a estar a la altura de este disco sin nombre, que así sea.
La música de Vigo, en seis preguntas
Vuestro grupo/artista de Vigo favorito:
Iván: Presumido.
Sergio: Basanta. Tiene una propuesta única, muy currada e interesante.
Vilas: The Soul Jacket.
Fino: Me gustan mucho Cró!. Son muy diferentes a lo habitual.
Un sitio para tocar en Vigo:
Iván: La Iguana. Tiene algo único.
Sergio: La Fábrica de Chocolate (Quique es el puto amo).
Vilas: Cualquiera.
Fino: Para tocar La Iguana, para ver un concierto La Fábrica.
El mejor concierto de Castrelos:
Iván: Arctic Monkeys o Primal Scream.
Sergio: Caetano Veloso.
Vilas: Arctic monkeys, Vevo Valdés.
Fino: Bad Religion.
Un grupo/artista de Vigo al que reivindicar
Iván: Bänlik, he escuchado algo de lo que preparan, ¡y tiene muy buena pinta!
Sergio: Stoned At Pompeii. Es increíble ver cómo se lo curran estos tíos.
Vilas: Crespo, un chavalín con mucho flow.
Fino: Es un Árbol! De lo que conozco, la mejor comedia
The next big thing de la escena viguesa
Iván: VOLTAICA, jaja
Sergio: Presumido, que a parte de sonar increíbles en directo son sexxxxis (sic), y los rompecaderas de Rayotaser.
Fino: Presumido. Podría decirse que ya lo son.
¿Qué opináis de la escena musical en Vigo?
Iván: Tuvo momentos mejores pero parece que se recupera poco a poco. El Super Bock Under Fest fue una propuesta interesante. Hacía falta un festival de este tipo, porque últimamente en Vigo parece que este tipo de cosas no son bien recibidas.
Sergio: En Vigo hay mucho talento, pero como pasa en Galicia, hay pocas salidas. El dinero está en el indie y en las orquestas. Echo de menos una industria más plural.
Vilas: Falta cultura musical.
Fino: Quiero y no puedo.