We Ride

LA BANDA GLOBAL MÁS DESCONOCIDA DE VIGO

Sobran dedos de una mano para contar los artistas de Vigo que hayan paseado con éxito su música por casi 40 países de tres continentes distintos. Uno de esos grupos es We Ride y es probable que al 99% de los habitantes del área ni siquiera les suene el nombre. Incluso dentro de la escena no son tantos los que siguen la pista de esta banda de hardcore, a punto de cumplir los 10 años de carrera y con amplio reconocimiento fuera de las fronteras españolas. Un extraño caso de invisibilidad que lleva al límite la sentencia bíblica sobre lo imposible de ser profeta en la propia tierra.

Una oportunidad perfecta para conocerlos y averiguar de primera mano por qué We Ride llenan salas así en México como en Singapur: este mismo sábado tocan en O Marisquiño 2018, donde ya estuvieron en 2014. Aquel fue de los pocos conciertos que han dado en Vigo desde que empezaron a ganar aceptación en el extranjero. En esta entrevista, una de las escasas publicadas en los medios locales, repasan su historia, reflexionan sobre la dualidad desconocimiento en casa/éxito fuera, y, ya que la cantante es mujer, también denuncian el machismo, sufrido en carnes propias.

Quizás sea pertinente empezar por una autopresentación: “Si te gusta el punk, el punk-rock, el punk-pop, el metal y el hardcore, creo que We Ride te va a gustar”. “Es muy cañero, pero tiene sus partes melódicas; hay gente que opina que eso no es hardcore”. “No nos queremos encasillar en un estilo concreto, no ponemos freno a nada. Eso sí, las letras es a lo que más importancia le damos, tienen un contenido profundo”. Hablan, por este orden, Brais Lomba (batería), Mimi Telmo (cantante) y Borja Trigo (guitarrista). En la charla también está presente el otro guitarrita, el portugués Nuno Alves -que apenas toma la palabra-, y falta el bajista, el madrileño Tweety Capmany, última incorporación a sus filas, el año pasado.

Un dato para calibrar la anomalía We Ride: el video de ‘Stay Gold’, de su segundo disco On the edge (2012), tiene 380.000 visualizaciones en Youtube. Son casi 200.000 más de las que lleva el celebérrimo clip de ‘El tiempo futuro’ de Eladio y los Seres Queridos. Y sin embargo, ¿quién con un mínimo de interés en la música no conoce a Eladio? Hay, en parte, razones estilísticas que explican el fenómeno: el hardcore es un género minoritario sin una escena digna de tal nombre por estos pagos. Mimi, además, apunta que las generaciones más jóvenes prefieren el trap a la agresividad guitarrera, por lo que lo poco que había cuando ellos empezaban ha quedado aún más mermado. Pero la explicación de por qué no tienen más predicamento en Vigo, donde ensayan desde el primer día que se juntaron, no se agota ahí. Ellos comentan el asunto con una mezcla de resignación y tristeza. “Nos quedaba la pena de hacer como Aphonnic, que vienen a Vigo y lo petan. Dices: ‘Joder, nos gustaría’. (…) Es una putada tocar en mi casa para 100 personas y luego ir a México y tocar para 600 o 700. Pero si me dan a elegir prefiero tocar en México y no en Vigo”, expone Borja.

Cierto es que desde muy pronto tuvieron la oportunidad de salir a actuar fuera, y que ahí centraron sus esfuerzos. Sacaron Directions, su primer disco, en 2010, solo un año después de haberse formado. Apenas habían llegado a la mayoría de edad y ya tenían sus primeros bolos por Portugal, luego Alemania, Francia, Italia. Una discográfica de este país editó el álbum en Europa en CD y en vinilo, mientras que una indonesia lo distribuyó en Asia en casete. Años después también tocarían en ese continente.

En ese primerizo éxito ven otra de las razones de la falta de respaldo en su ciudad. “Al principio la gente -de la pequeña escena hardcore de Vigo- nos apoyaba, pero cuando tuvimos más repercusión… parece que eso a veces no gusta”, apunta Borja, y remacha Mimi: “Decían que si éramos un poco vendidos”. Un clásico. Otro: los sobreentendidos sobre los grupos que empiezan a despuntar. “Muchas veces ya no te tienen en cuenta porque piensan que estás a otro nivel. Alguna vez nos dijeron: ‘We Ride cobra tanto’. Sí, ya nos gustaría”, cierra Brais.  

We Ride en la zona de A Laxe Marta G. Brea
We Ride, en la zona de A Laxe | Marta G. Brea

Fue a raíz de su segundo disco, el citado On the edge, cuando su expansión internacional se consolidó. Giraron por Europa, Asia y América. América, en este caso, no es una asimilación de cómo los estadounidenses se refieren con grandilocuencia a su país, es literal: se recorrieron durante unos tres meses más de una decena de países, desde Argentina hasta acabar en California. Al final de aquella gira se bajó del barco su primer bajista, Víctor Rodríguez. No todo el mundo está hecho para pasarse meses fuera de casa en condiciones variopintas: de dormir en hoteles a hacerlo en el suelo de la casa de algún miembro de otra banda o de la sala; de poder ducharse con normalidad a tener que lavarse en tinajas o en pozas, como les ocurrió en Centroamérica. Ellos lo recuerdan como una experiencia “increíble”, en la que vivieron de primera mano la fraternidad asociada al estilo de vida hardcore y de la que salieron amistades que perduran.

En todo caso, ese fue el punto crucial que marcó un antes y un después para We Ride. Pasaron de tocar dónde les llamaban, incluso perdiendo dinero, a poder elegir. Ponen un ejemplo: en una ocasión salieron de Vigo a las 4 de la mañana, llegaron a Murcia, montaron, tocaron y se volvieron, por el módico precio de 200 euros. “Ahora vamos donde nos quieren, que al final es donde salen bien las cosas. Después de haber tocado en casi 40 países podemos escoger dónde actuar”.

El año pasado subieron un escalón en su carrera al convertirse en la primera y, hasta ahora, única banda española en fichar por la estadounidense Victory Records, un sello mítico (y polémico: no todos las bandas acabaron bien) por el que pasaron algunos de los grandes nombres del género, como Madball o Comeback Kid. Con esa escudería sacaron Empowering life en 2017.

Como la brecha de género sigue siendo una realidad inapelable en muchos aspectos de la vida, también en las industrias culturales, uno de los rasgos distintivos de We Ride es que canta una mujer. De cada cien grupos de hardcore -un género vinculado a ideas políticas avanzadas- en uno hay voz femenina, calcula Borja. Y que tengan repercusión en Europa a Mimi le salen tres, contándose a sí mismos. “Al principio costó y hay a gente a la que le sigue pareciendo raro. A veces el timbre no gusta, como a lo mejor puede no gustar el de un tío. Pero no hemos tenido ningún problema por eso”, argumenta Borja, que parece dudar de su última afirmación y se gira hacia su compañera para acabar con un “¿no?”

Mimi: Bueno, depende de qué consideres problema. No tienes más que meterte en Youtube y ver los comentarios.

Borja: Vale, eso sí.

Mimi: Eso ya es un problema para mí. Machismo puro y duro. A nivel mundial, no te estoy hablando de España, el 99% de los comentarios son en inglés. Bromitas del estilo «canta mal pero me la follaba» y cosas así que están fuera de lugar y que jamás verás en un vídeo con vocalista masculino. Al ser mujer parece que tienen más opción de criticar. Parece que no solo es la voz, sino cómo visto, si me maquillo mucho o poco, si me muevo, si no me muevo.

En efecto, en sus vídeos hay decenas de mensajes de esa calaña. Muchos comparando su manera de gritar con la de un niño llorando a su madre. La aldea global era esto, gente de todo el mundo supurando por la misma tópica ranciedad patriarcal. Eso sí, Mimi remarca que este tipo de comportamientos se quedan en el mundo virtual, luego dentro del día a día de la escena hardcore nunca ha tenido problemas.

Mimi nacida en Bruselas miembro fundadora Marta G. Brea
Mimi, nacida en Bruselas, miembro fundadora | Marta G. Brea

We Ride, lo enunciaban arriba, conceden gran importancia a sus letras, que además de abordar historias personales tienen una evidente carga política. En Empowering life, por ejemplo, hacen suyo el lema “Somos el 99%” del movimiento Occupy Wall Street y cantan contra la corrupción (‘Time is now’); tratan la tragedia de la emigración (‘Endless hopes’) o gritan contra la guerra (‘Hands off’). Lo que no han incluido en este último disco, a diferencia de en temas anteriores, son alusiones veganistas ni straight edge, dos movimientos muy vinculados a la cultura hardcore. Lo razonan:

Borja: No somos un grupo vegano ni straight edge. Mimi y Brais sí lo son; ni beben, ni fuman, ni comen carne, pero Nuno y yo sí.

Mimi: Ellos todo lo contrario, nos compensamos.

Bromas al margen, y recalcada la tolerancia mutua entre sus distintas opciones vitales, la vocalista argumenta que le parecería hipócrita cantar una letra que defiende el veganismo mientras sus compañeros de banda comen hamburguesas. “Me montaría un grupo de vegan straight edge y hablaría solo de eso. Y de mujeres, todo mujeres. Pon eso: se buscan cuatro mujeres que toquen la guitarra y el bajo. Contactadme”.

Mientras las candidatas no aparecen, Mimi y el resto estudian el futuro de We Ride. Para el año que viene cumplen 10 años y quieren celebrarlo con un disco “mejor” y una gira mundial. Después, se verá, aunque tienen claro que la banda pervivirá. Rozando la treintena, la idea de dejar sus trabajos para irse varios meses a tocar y al volver buscar otro empleo, como venían haciendo hasta ahora, se empieza a ver problemática, así que quizás bajen algo el ritmo. Pese a ser una excepción y una historia de éxito dentro de su género, también en esto forman parte del 99% (un porcentaje que vale para casi todo), en este caso de músicos que no pueden vivir de tocar. Ellos narran su historia con la satisfacción de haber vivido mucho más de lo que podrían esperar cuando eran unos adolescentes que se juntaron para montar una banda de hardcore, pero si pudieran se dedicarían solo a la música. Un bonito y ligeramente amargo relato de época.

Mimi Brais Nuno y Borja son a falta de Tweety We Ride. Marta G. Brea
Mimi, Brais, Nuno y Borja son, a falta de Tweety, We Ride. Tienes tres discos en el mercado: Directions (2010), On the Edge (2012) y Empowering life (2017). | Marta G. Brea

La música de Vigo, en seis preguntas

Tu grupo/artista de Vigo favorito:

Sería difícil centrarnos en elegir un solo grupo en concreto con todos los géneros que tenemos en nuestra ciudad. A día de hoy, si algún grupo se merece una mención por trabajo y constancia, este sería Aphonnic.

Un sitio para tocar en Vigo:

Balaídos; aunque nos quedamos con La Fábrica de Chocolate, La Iguana o la sala Master.

El mejor concierto de Castrelos:

The Offspring con Kannon en 2004.

¿Qué opináis de la escena musical en Vigo?

Muy variada y sobre todo constante, no se nos ocurre ahora ninguna época en la que, en Vigo, no existiesen decenas de bandas organizando conciertos cada fin de semana.

Convivimos grupos de punk, metal, rock, rap, psychobilly, jazz, blues, etc… y todas las variantes de estos géneros/subgéneros. Así que, muy orgullosos de ella; aunque, cada día, los de arriba nos lo pongan más y más difícil…

Quién es quién

En cuatro notas


Contra las convenciones y los cercados mentales, Trilitrate hace coherente lo que parece un disparate: ser hardcore armados con un violín, una guitarra clásica, un acordeón y un videoproyector; mezclar formación académica con espíritu underground; pasar de una improvisación a un vals o de una pieza impresionista a un arrebato heavy metal. Probablemente, el grupo más original de Vigo.