Skacha

EL PUNK DE COIA ESTÁ DE VUELTA

Como Esteban Pérez canta en ‘Andainas’, sienten de nuevo la distorsión, son ellos, Skacha, que después de ocho años fuera de combate desentierran el hacha -o el martillo- de guerra para volver a “joder el silencio”. Iconos incontestables de la música combativa gallega, la banda nacida en Coia a principios de los 90 saltará este sábado al escenario de la sala viguesa Rouge -todo el papel vendido desde hace dos meses- dispuesta a repartir estopa en una hora y cuarto de punk-rock sin artificios ni concesiones. Repetirán dos semanas después en Santiago de Compostela y parece que en al menos un par de festivales de verano. Luego se verá.

“Aquí estamos para poner nuestro grano de arena [ante lo crudo que ven el panorama social y político] y dar un poco de caña”, expone Xoaquín Seoane, Kino, batería y miembro fundador, entre cliente y cliente de Honky Tonk. (Sí, aún hay gente que va a las tiendas de discos, algunos incluso compran). Si el futuro “no se vislumbraba muy esperanzador” en 2011, cuando pararon, creen que todo ha ido a peor: “Tal y como están las cosas dar tralla siempre está bien”.

Lo que se encontrará el público es la formación más clásica -aunque no la original- de Skacha, la que grabó A ferro e lume en 2006. Tres de sus miembros están desde el principio -Kino, Esteban, y Max-, el bajista Pablo Pereira lleva unos 20 años y el otro guitarrista, Gonzalo Muíños, Gontxu, unos 15. Tirarán de su repertorio más reconocible; a buen seguro sonarán himnos del punk gallego como ‘Sempre ceibes’, ‘O son do martelo’ o ‘Afundidos no lixo’. También habrá sorpresas: alguna versión que tienen grabada pero que nunca llevaron al directo, algún tema que hacía mucho que no tocaban, un tema de su anterior etapa que no se llegó a editar. “Vamos a salir los cinco ahí, una hora y cuarto de punk y para adelante. Ni humo, ni cohetes, ni fuegos de artificio. Directos”, avisa el batería.

Skacha, en su local de ensayo, en Lavadores. Distinto barrio que cuando empezaron, mismo espíritu. | Ricardo Grobas

Skacha, en su local de ensayo, en Lavadores. Distinto barrio que cuando empezaron, mismo espíritu. | Ricardo Grobas

No está decidido que la reunión se vaya a concretar en material nuevo de estudio, pero al menos también ha servido para rematar un vídeo que había quedado casi 10 años en el limbo. Se trata del clip para ‘Bastardos’, un tema de Catro, el disco en el que por primera vez fueron cuatro componentes. Max, que se dedica profesionalmente a la animación, comenzó a trabajar en él -registró las tomas de sus compañeros- pero luego se marchó a Londres sin haberse grabado a sí mismo. Así que ahora, una década después, tuvo que utilizar un móvil para igualar la calidad de la cámara que usó en aquel momento.

Si la tecnología ha cambiado en los últimos 10 años, 1991 parece ya otra era. Cuando comenzaban, el correo postal y los casetes eran los soportes para comunicarse y difundir la música. “Cuando sacamos la primera maqueta recibíamos mogollón de cartas de Latinoamérica, de México y de Colombia. Ahora seguramente todo es más rápido, pero llegábamos igual”, relata Kino, que bromea con su adaptación a redes sociales como Instagram, que daba sus primeros pasos cuando se separaron: “Somos unos viejunos”. Ya en serio, reflexiona sobre si el público más joven, con tanta información disponible, profundiza como lo hacían ellos, que exprimían cada una de las cintas que, con sudor, conseguían. “Es otra manera. No digo que esté mal ni que los tiempos pasados fuesen mejores, pero sí muy diferentes”.

Los grupos que hoy enarbolan la bandera del punk en Galicia, como Dakidarría, reivindican a Skacha como referencia ineludible. Ellos se sienten felices de que “la llama siga prendida”, pero huyen como de la peste de cualquier asomo de grandilocuencia. “¿Padrinos? No, eso nos queda grande. Padrinos de nada. Estuvimos ahí en ese momento, hicimos cosas y luego salieron más bandas. Ellos dicen que Skacha les influyó de alguna manera, para nosotros es un orgullo. Como a nosotros nos influyeron bandas anteriores como Desvigheitors, Siniestro Total o Kaos. Pero sentirnos papis o padrinos de ellos, eso no”, contesta Kino.

De lo que sí están seguros es de que el punk sigue siendo un lenguaje vigente para denunciar el estado de cosas. También ven en otros estilos de “música de la calle”, como el hip-hop, ese espíritu combativo que, a su juicio, requiere la situación del mundo. Con precaución, en cambio, habla Kino sobre el trap, estilo que para algunos ha asumido el papel del punk de ser la voz del malestar contra el sistema. “No me atrevería ni a valolarlo, lo desconozco bastante. Me deja desconcertado. Supongo que será como lo que pensaban nuestros abuelos de lo que hacíamos nosotros: ‘¿Esto qué carallo es?'».

Skacha, en un  concierto en La Iguana en 1993. | Cedida
Skacha, en un concierto en La Iguana en 1993. | Cedida

La música de Vigo, en seis preguntas

Tu grupo/artista de Vigo favorito:

Skacha: Keltoi!

Un sitio para tocar en Vigo:

Skacha: Krisis o Anoeta.

El mejor concierto de Castrelos:

Skacha: Está por venir.

Un grupo/artista de Vigo al que reivindicar porque no tiene el reconocimiento que merece

Skacha: Transilvanians.

The next big thing de la escena viguesa

Skacha: High Paw.

¿Qué opináis de la escena musical en Vigo?

Skacha: En Vigo hay muy buenos músicos con bandas de todos los estilos trabajando a muy alto nivel. No está nada mal para vivir en una isla.

Quién es

En cuatro notas


A veces la atención mediática y la repercusión popular transcurren por líneas divergentes: el dúo ‘reggae’ Ganjahr Family no sale mucho en la prensa, pero acumula millones de reproducciones en Youtube y cuenta con seguidores por todo el planeta. Acaban de lanzar nuevo vídeo, ‘Caigo’.